PERCEPCION
AUDITIVA
Suena el teléfono y, al descolgarlo, escuchamos la voz de
nuestra madre preguntando afectuosamente qué tal estamos. El que comprendamos
lo que se nos dice, que reconozcamos la voz de las personas o que descifremos
su estado emocional, es algo que hacemos de manera automática, rápida y sin
esfuerzo. No obstante, todo esto se lleva a cabo mediante un complejo proceso
que implica una serie de estructuras cerebrales especializadas en la percepción
auditiva y en el reconocimiento de los distintos sub-componentes de la
audición.
Percibir es interpretar la información que nos aportan
nuestros sentidos acerca del entorno. De hecho, la interpretación que
hacemos es un proceso activo que depende de nuestros procesos
cognitivos y de nuestros conocimientos previos. La percepción auditiva se puede
definir como la capacidad para recibir e interpretar la información que
llega a nuestros oídos mediante las ondas de la frecuencia audible
transmitidas por el aire u otro medio. Para que podamos percibir sonidos deben
darse una serie de procesos:
- Recepción
de la información: Cuando un objeto vibra (en caso de
la voz humana, las cuerdas vocales), las ondas producidas se transmiten a
través del aire u otros medios. Cuando esas ondas llegan al interior de
nuestros oídos, se activan las células pilosas o ciliadas.
- Transmisión
de la información: Las señales que producen las
células pilosas se transmiten a través de diversos núcleos hasta llegar al
núcleo geniculado medial del tálamo.
- Elaboración
de la información: Finalmente, la información
auditiva captada por nuestros oídos es enviada a las cortezas auditivas de
los lóbulos temporales. En estas estructuras cerebrales, la información es
elaborada y enviada al resto del cerebro para permitirnos interactuar con
ella.
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